La primera verdad peronista señala que “la verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el Pueblo quiere y defiende un solo interés: el del Pueblo.”
Este 10 diciembre, en el que conmemoramos 37 años de la democracia recuperada en 1983 y el primer año de gobierno del “Frente de Todos”, nos encuentra a los argentinos con la difícil realidad que la pandemia ha traído al mundo y que se ha sumado a la crisis que ya teníamos gracias al intento de restauración conservadora que llevo a cabo el ex Presidente Mauricio Macri durante su mandato de 4 años.
El 27 de octubre de 2019 el Pueblo argentino ejerció una vez más, como único soberano, su voluntad de cambiar el rumbo en forma mayoritaria y contundente definiendo en primera vuelta el triunfo de la fórmula Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner.
En esa elección no sólo fueron derrotadas las otras fuerzas políticas que compitieron, sino también los poderes no formales y concentrados de las corporaciones económicas y mediáticas, que no se han resignado a perder el poder político que habían logrado conquistar en 2015 cuando su expresión electoral: “Cambiemos”, se impuso en la segunda vuelta de la elección presidencial.
Ese acontecimiento, ocurrió por primera vez desde la reforma constitucional de 1994 que introdujo el balotaje como sistema, produjo la novedad que por primera vez las fuerzas conservadoras se hicieran del poder político por imperio del voto popular sin proscripciones y sin contar con mayorías en ambas cámaras del Congreso Nacional.
Ante estas circunstancias, esas fuerzas conservadoras que siempre se vanagloriaron de ser republicanas y defensoras de los derechos ciudadanos de la libertad personal y económica, la propiedad, la seguridad, optaron por aplicar la práctica del “lawfare”, con la complacencia del Poder Judicial y el poder mediático concentrado, para perseguir, disciplinar y subordinar a las fuerzas políticas, sociales, empresariales y gremiales que se oponían y resistían a la imposición de su plan de subordinación y entrega a los intereses de las oligarquías nacionales, servidoras del capitalismo financiero internacional.
Todo ello condujo a que se produjera un retroceso en la conquista de los derechos ciudadanos de nuestra joven democracia, convirtiéndola en una “democracia adulterada”,tal como lo postulamos y fundamos en este artículo. Entendemos que ello es así porque concebimos a la democracia como la entendemos los peronistas en nuestra verdad primera.
Además al conmemorar el primer año de la asunción del gobierno nacional y popular que encabeza el compañero Presidente de la Nación, Dr. Alberto Ángel Fernández , queremos recordar y reafirmar las palabras de su discurso inaugural ante la Asamblea Legislativa: “Tenemos una democracia con cuentas pendientes y siento que expreso a una generación, que llega en esta hora al poder para tomar la decisión de saldarlas. En democracia, sin justicia realmente independiente, no hay democracia.”
Sabemos y somos conscientes que este primer año de gobierno se ha visto alterado por el imprevisto fenómeno de la pandemia universal, pero ello no puede ni debe ser un óbice para no cumplir el mandato y el compromiso asumido para con nuestro Pueblo, porque entonces no estaríamos frente a la verdadera democracia, tal como la concebimos los peronistas, haciendo lo que el Pueblo quiere y defendiendo su único interés: el de ese mismo Pueblo.
Por estos días, cuando con fallos desde la cabeza del Poder Judicial o desde otros estrados judiciales, con anticipos de los mismos desde los medios concentrados al servicio de las corporaciones económicas o de embajadas extranjeras se emiten mensajes o señales extorsivas hacia el Poder Ejecutivo, con la finalidad de condicionarlo o impedir el avance de las medidas que tienden a terminar con el “lawfare” y a recuperar los derechos conculcados al Pueblo, es cuando se debe redoblar el empeño del gobierno en el logro de esas medidas.
Vale tener presente el magisterio conceptual de nuestro fundador el Gral. Juan Domingo Perón, quien ante situaciones análogas en los albores de la “revolución peronista”, señalaba: “El espíritu de justicia está por encima del Poder Judicial, la justicia además de independiente debe ser eficaz, pero no puede ser eficaz si sus conceptos no marchan al compás del sentimiento público. El Poder Judicial no habla el mismo idioma que los otros poderes.”
Entendemos entonces que es urgente y necesario adoptar por parte de nuestro gobierno acciones positivas que la Constitución y la ley permiten para restablecer la plenitud del orden democrático, garantizando los derechos para todas y todos los argentinos: Juicio Político para los jueces que no cumplen con su deber, derogación de las leyes y decretos que posibilitaron la connivencia del Poder Judicial, servicios de inteligencia y medios de comunicación para llevar adelante el “lawfare”, reforma del Ministerio Público y designación del Procurador General de la Nación, reforma judicial e impulso de las causas y denuncias por parte del P. E. de todos los responsables políticos de las operaciones de inteligencia y armado de causas.
Si no actuamos pronto, si no hay movilización popular, la democracia dejara de estar adulterada para ser definitivamente conculcada.
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