Por Horacio Tettamanti* para Página 12
Las exigencias del FMI, de los centros financieros globales y de las multinacionales del comercio internacional rápidamente ya se empezaron a sentir en nuestro país. La cancillería de Mauricio Macri después de haber eliminado la Resolución 1108/13 que aseguraba nuestra autonomía portuaria, acaba de clausurar nuestra salida comercial al mar, al océano Atlántico: el tránsito soberano de la gigantesca riqueza que la Cuenca del Plata ofrece y que significa el 50% de la proteína vegetal que alimenta el mundo.
Sí, nuestro gobierno acaba de capitular, en la Comisión Administradora del Río de la Plata, en una larga controversia y ha autorizado el dragado de un tramo clave del puerto de Montevideo, lo que significa taponar con una barrera infranqueable la salida de la producción argentina y entregarle el negocio a los monopolios internacionales que hacen y deshacen en el tráfico portuario de nuestro vecino oriental, algo que nunca lograron con Argentina –a pesar de sus esfuerzos– en los últimos 15 años. La magnitud de esta entrega se percibe en los comentarios de la prensa uruguaya (“estamos a punto de recibir una gran noticia del gobierno argentino”) previos a la nueva claudicación del gobierno de Macri a intereses que no son los nuestros.
Las exigencias del FMI, de los centros financieros globales y de las multinacionales del comercio internacional rápidamente ya se empezaron a sentir en nuestro país. La cancillería de Mauricio Macri después de haber eliminado la Resolución 1108/13 que aseguraba nuestra autonomía portuaria, acaba de clausurar nuestra salida comercial al mar, al océano Atlántico: el tránsito soberano de la gigantesca riqueza que la Cuenca del Plata ofrece y que significa el 50% de la proteína vegetal que alimenta el mundo.
Sí, nuestro gobierno acaba de capitular, en la Comisión Administradora del Río de la Plata, en una larga controversia y ha autorizado el dragado de un tramo clave del puerto de Montevideo, lo que significa taponar con una barrera infranqueable la salida de la producción argentina y entregarle el negocio a los monopolios internacionales que hacen y deshacen en el tráfico portuario de nuestro vecino oriental, algo que nunca lograron con Argentina –a pesar de sus esfuerzos– en los últimos 15 años. La magnitud de esta entrega se percibe en los comentarios de la prensa uruguaya (“estamos a punto de recibir una gran noticia del gobierno argentino”) previos a la nueva claudicación del gobierno de Macri a intereses que no son los nuestros.
En su primera visita a Uruguay como presidente, Macri llegó con la buena noticia para su par Tabaré Vázquez, que Argentina dejaba sin efecto una disposición que impedía los transbordos a otros barcos de mercadería argentina en puertos uruguayos. Ahora concluye la entrega autorizando a libro cerrado el Canal de Montevideo y archivando el Canal soberano de Magdalena, la salida directa del Paraná al Atlántico Sur.
El río Paraná y su cuenca tienen un valor de varias veces la deuda externa de nuestro país. Esto da una idea de la magnitud del daño que se perpetrará. Está entre las tres cuencas fluviales más importantes del mundo. Su entrega, sin participación del Parlamento argentino, viene a poner un punto final de derrota a la gesta que simbolizó la Vuelta de Obligado.
La consagración de Montevideo como puerta de entrada y salida de la Cuenca del Plata satisface el objetivo estratégico de los centros financieros globales que así logran poner esa enorme riqueza al servicio de la renta de los monopolios transnacionales. A partir de ahora toda la logística del comercio exterior argentino, la distribución de la renta agraria del Cono Sur, el dominio del Atlántico Sur a través de las Islas Malvinas, la política antártica y el pasaje bioceánico del Cabo de Hornos, serán administrados y asegurados por el rol estratégico de Montevideo, asignado por los intereses transnacionales.
* Ingeniero Naval - Ex Subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación.
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