Lo confirmó la secretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, Carla Campos Bilbao. Se trata de un grupo de emprendedores que evitan la intermediación y pueden vender a un valor más bajo que el de la plaza convencional.
La incorporación de unos 90 mil pequeños productores al circuito comercial de alimentos frescos y semielaborados podría ser un fuerte impulso al programa Precios Cuidados que el gobierno nacional lanzó en enero pasado y con el que busca establecer una referencia a los valores de los productos de consumo masivo en todo el país. La iniciativa está en pleno desarrollo y en el gobierno esperan que en los próximos meses se comiencen a sentir sus efectos.
En rigor, los 90 mil pequeños productores ya están vinculados al mercado interno nacional a través de 475 instancias de comercialización, desde ferias itinerantes hasta mercados populares fijos, en las ciudades del país con más de 70 mil habitantes.
Como evitan la intermediación, los productores pueden ofrecer sus bienes a los consumidores finales a precios que suelen ser mucho más bajos que en los comercios tradicionales. Pero el problema que enfrentan es que sólo una parte la vuelcan a estos mercados mientras que un porcentaje elevado, superior al 50% en muchas regiones, aun sigue siendo tomado por los acopiadores, los que acaparan esa producción y la vuelcan a circuitos convencionales de comercialización con los precios mucho más elevados que en los circuitos no tradicionales.
Lograr incrementar el porcentaje de alimentos comercializados en los mercados no tradicionales o populares es la tarea que se han dado los secretarios de Comercio, Augusto Costa, y de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, Carla Campos Bilbao.
El impacto de la incorporación plena de la producción de alimentos surgida de la agricultura familiar en materia de precios podría ser muy fuerte. Según datos del Ministerio de Agricultura, las diferencias de valores entre los centros de comercialización no tradicionales y los tradicionales es abismal.
Así, un paquete de acelga que se vende en las ferias y mercados populares a $ 4,80, en las verdulerías y supermercados cotiza a $ 9. En el caso de la lechuga criolla, las diferencias son aún mayores, ya que mientras que en la primera modalidad un kilo se paga $ 12,60, su valor en la segunda instancia es de $ 30. Con la remolacha, el desnivel se torna insostenible: $ 4,50 versus $ 29 por cada kilo del producto, mientras que el paquete de espinaca es el que menos distancias presenta: $ 4,60 contra $ 7.
Una mirada sobre la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, conocida como Área Metroplitana Buenos Aires (AMBA), puede dar una idea de las posibilidades de la agricultura familiar como contrapeso a las grandes cadenas de comercialización de alimentos. Según datos del Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF), el AMBA concentra a 13,7 millones de habitantes en 23 municipios.
El sector de la agricultura familiar aporta un estimado de 1,3 millones de toneladas de productos frescos al año. El principal núcleo productivo de la región es el llamado Cinturón Hortícola de La Plata, que cuenta con más de 5000 hectáreas cultivadas en propiedades catalogadas dentro de la agricultura familiar. Además de autoabastecer a los distritos que lo conforman, el AMBA produce el 30% de las hortalizas que ingresan a la Ciudad de Buenos Aires.
En esta actividad hay más de 5000 personas que dependen de los emprendimientos rurales en el AMBA, que suman, en total, 2873 emprendimientos de los cuales 2300 corresponden a la actividad de horticultura. El resto se reparte entre fruticultura, ganadería vacuna (principalmente tambos) y floricultura.
Los primeros pasos del trabajo conjunto entre Desarrollo Rural y Agricultura Familiar y Comercio incluyeron un relevamiento de las 30 ferias y mercados de cercanía que funcionan en el ámbito del AMBA. De ese total, se eligieron los mercados populares de seis municipios para concretar las primeras experiencias de articulación: Moreno, Florencio Varela, La Plata, Esteban Echeverría, Campana y Bragado.
Algunas de las acciones que contempla la iniciativa son impulsar mercados populares itinerantes en los distritos, que cumplan con las normativas vigentes municipales, provinciales y nacionales; acompañar a los productores en la planificación y organización estratégica de la producción; generar vínculos con otros mercados y empresas locales y regionales; promover trabajo para los jóvenes y las mujeres de las familias productoras; e incorporar a los mercados la producción hortícola familiar local y sumarle productos de otras provincias, como yerba, frutas, miel, con la logística subsidiada por el Estado nacional.
Pero nada de esto será posible si no se logra incorporar la producción de alimentos a la cadena de comercialización no convencional, porque ella será la que permitirá que el productor incremente su ganancia y que el consumidor pague menos por los alimentos al eliminar el paso del intermediario.
Conscientes de ello, en el gobierno buscan distintas iniciativas para impulsar ese camino.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, unas 300 mil personas se dedican a la agricultura de carácter familiar. Dentro de ese universo hay distintas realidades, en el sentido de que están los casos de agricultores que no logran superar el autosustento familiar y los de los pequeños productores que ya lograron un nivel de escala que supera la susbsistencia y les permite incorporarse al mercado a partir de los excedentes generados.
Fuente: Tiempo Argentino
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