El imaginario de la sabiduría
popular, que sabe describir con inteligencia una situación determinada, es la
que por estos días de abril nos da el título sintetizador para esta breve a la
vez triste reflexión, sobre la realidad presente del PJ local.
Es ella – la realidad presente - la que
nos lleva a alzar una vez más nuestra voz, no solo para señalar lo malo sino
también para pensar y proponer acciones (en eso consiste la sana crítica). Para
despertarnos del letargo inmovilizador y paralizante, para ponernos en marcha
hacia un horizonte de una nueva victoria.
Allá por noviembre del año, junto
a un conjunto de compañeras y compañeros, señalábamos lo siguiente: “…hemos
trabajado fuertemente para llegar a una unidad del peronismo local, en sendas
reuniones entre compañeros de nuestro sector e interlocutores que considerábamos
válidos como Pablo Vacante y Daniel Rodríguez, y como intermediarios en
otras ocasiones Fernando Gauna, y Rodolfo Manino Iriart, unidad a la que no se
llegó por decisión unilateral de los dos primeros mencionados, los que no
aceptaron la propuesta que considerábamos necesaria, y que era no utilizar el
Partido Justicialista local para proyectos personales de ningún
sector,… hoy
más que nunca, tenemos el convencimiento que nuestra ciudad necesita un
peronismo militante y no un PJ vacante.”
Lamentamos hoy volver a tener
razón, no hubiésemos querido nunca tenerla. Pero como bien dijo nuestro sabio
General fundador: “La única verdad es la
realidad.”
Y muy triste es nuestra realidad
presente, cuando han transcurrido varios meses desde que se produjera el
recambio de la conducción partidaria en nuestro distrito, algo cambio para que nada cambie. Como
bien lo indica Einstein: “Haciendo lo
mismo, se obtienen los mismos resultados.”
Han
cambiado algunos nombres, algunos cargos, otros han sido reelegidos pero la
práctica sigue siendo la misma: un partido cerrado, cero convocatorias a la
participación, al debate y a la militancia. No se conocen actividades, ni sede,
ni se ha visto el “adoctrinamiento” tan proclamado, ni funcionamiento alguno del
Consejo del Partido, apenas un oscuro acto de asunción de autoridades, algún
comunicado para unas efemérides, es
lo último de lo que se ha tenido registro.
Ante esta realidad
descripta y denunciada, próximos a celebrar el 27 de abril los once años de la
primera vuelta electoral que abrió el camino para la llegada de Néstor Carlos
Kirchner a la Presidencia de la Nación, queremos responder con el recuerdo de
sus palabras, cuando el 11/03/2004, nos decía:
“Tenemos que volver
a reconstruir el espacio de los militantes, de los cuadros, tenemos que volver a
valorar la política y no queremos que se repita la mecánica casi empresaria de
la política que tiende a acordarse de los amigos y de los compañeros para
utilizarlos en cuestiones electorales.
No queremos ayudar a
conjugar y a que todo el mundo nos diga que sí, a tener tropas “disciplinadas”,
como se estila.
Queremos tener
compañeros que piensen, que nos digan la verdad, que tengan capacidad
transgresora, que ayuden a equivocarnos lo menos posible.
No queremos más la práctica de un culto al individualismo, a la personalidad y a la teoría del jefe. Esas teorías que tanto daño han hecho a la política argentina y han quebrado su calidad y hasta su propia moralidad los que quisieron llevarlas adelante.
Tampoco queremos más
generar ese desaliento de que los compañeros, los amigos; donde les toque
actuar, sea la fuerza que sea, salen a trabajar políticamente y saben que cuando
terminan las elecciones se cierran las puertas del ida y vuelta que deben tener
aquellos que son elegidos y aquellos que ayudan a que sean
elegidos.
Queremos terminar con la idea del influyente, del “vení conmigo que yo tengo conexiones” para generar el acomodo en la historia, porque eso también quebró la moral de la política, de la práctica, que tanto daño hizo.
También cuando hay una masa crítica que piensa, que elabora, que participa, evita que aquellos que tenemos que ir a cumplir responsabilidades nos creamos más de lo que somos y nos olvidemos de dónde venimos y para qué venimos.
Queremos nuevamente
que los locales políticos no sean lugares de “trenzas”, o que no sean lugares
-para definirlos con toda exactitud- donde nos juntemos solamente a tomar unos
vinos o a comer asados. Queremos que los lugares políticos sean lugares de
meditación, de formación, de conciencia cívica, que tiendan a consolidar una
Argentina diferente.
Queremos que definitivamente se termine la idea de la clandestinidad de la política, de las cosas que se hacen en la política.”
Pero
como no somos meros nostálgicos del recuerdo de sus palabras, sino todo lo
contrario como peronistas somos hacedores, decidimos tomar el desafío que Él nos
planteara y en base a estos principios e ideales es que convocamos a
todas y todos para trabajar en la construcción de un nuevo liderazgo para el
Partido Justicialista de Gral. Pueyrredón.
Entendemos
este liderazgo en la construcción de un colectivo de actores sociales basado en
los consensos, que respete la diversidad y pluralidad de ideas de las compañeras
y los compañeros para la discusión, diseño y desarrollo de un proyecto de
gobierno serio que trascienda el marco coyuntural de la lucha por las ambiciones
e intereses individuales.
La
reorganización del Partido Justicialista de Gral. Pueyrredón debe estar
fuertemente comprometida con la renovación de sus prácticas.
Estamos
convencidos que es la oportunidad de comenzar a cambiar esta historia de
desencuentros y derrotas.
Por ello
queremos invitar a reflexionar y trabajar en la generación de un salto
cualitativo de la dirigencia y la militancia donde podamos comprender que el eje
de la reorganización partidaria local es la recuperación del vínculo con la
comunidad marplatense, el desarrollo de un programa de gobierno alternativo, la
acción sobre las problemáticas que preocupan a nuestros vecinos; y no, la pelea
por los cargos y la manipulación de
la interna partidaria para ponerla al servicio de la ambición personal o
sectaria de alguno o algunos.
Este es el desafío que debe, con coraje y convicción, asumir la conducción del Partido Justicialista de Mar del Plata para convertirse en auténtico representante del espíritu transformador del proyecto nacional, popular, democrático y revolucionario que se materializa en el liderazgo de la compañera Cristina Fernández de Kirchner.
Este es el desafío que debe, con coraje y convicción, asumir la conducción del Partido Justicialista de Mar del Plata para convertirse en auténtico representante del espíritu transformador del proyecto nacional, popular, democrático y revolucionario que se materializa en el liderazgo de la compañera Cristina Fernández de Kirchner.
Debemos
fijar
definitivamente nuestras estrategias para garantizar el logro de lo que anhelamos y necesitamos, de una vez y
para siempre: Un
peronismo militante y no un PJ vacante.
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