Por Juan
Manuel Rapacioli
El
futuro ex embajador de la Republica Argentina en Venezuela, Carlos Cheppi,
viene y continúa trabajando duramente
para la atomización del sector nacional y popular de la ciudad de Mar del Plata
que responde a Cristina desde la primera hora.
Sus
modos excluyentes y sectarios hacen medir la realidad del kirchnerismo acorde a
la proximidad o lejanía hacia su persona. El proyecto personalista de este ex
afiliado a la UCR en Balcarce no tiene miramientos al momento de calificar a
los demás, según las decisiones que salen de él y sólo él.
Se
ve que no conforme con haber intercedido fuertemente para romper la unidad del peronismo
en Mar del Plata, ha arrasado y arrasa sobre todos aquellos que transitan y
transitamos por el campo nacional y popular.
Nos
enteramos, de malas a primeras, que es el poseedor del peronómetro, del
kirchnerómetro, del nestorómetro y del cristinómetro. Curiosa forma de
conducir, la de imponer e imponer, sin tan siquiera intentar persuadir. Tal vez
ahora que tiene bajo su dominio a la Secretaria de Adoctrinamiento del PJ
marplatense, convalidado con dudosos guarismos, pueda acercarse a una de las
máximas del General que “conducir no es mandar, es persuadir”.
La
alerta que aquí encendemos no es nueva, ya que vemos que desde la irrupción
prepotente del cheppismo salvaje, su mayor logro ha sido la división del amplio
sector que responde a Perón, Eva, Néstor y Cristina.
El
mensaje cargado de sectarismo ha bajado a sus empleados y militantes con tal
fuerza de odio, que algunos compañeros
odian y aborrecen a otros, sin saber bien porqué. Es entendible cuando
es la conducción la que debería llevar la bandera de la unión. Pero en las
pocas verdades cheppistas, no figura que “para un compañero nada mejor que otro
compañero”. Y en este afán por captar lugares de poder para obtener el triunfo
de su aventura personalista, ha pisoteado las posibilidades ciertas del debate
y profundización sobre los temas que a los compañeros del movimiento nos
preocupan.
La
ecuación es sencilla, sos más menos peronista, más menos kirchnerista, si estás
más menos cerca de él. Y aquel que osa plantear una disidencia o un debate es
tildado de las peores cosas y en la medida del poder que ostenta, también es
perseguido.
No
ha tenido miramientos el cheppismo sectario en dejar sin trabajo a compañeros
para colocar en su lugar si-cheppistas de primera o última hora. A disposición
nombra: “vos concejal, vos delegado del PJ, vos funcionario del Afsca, vos
funcionario de Anses, vos funcionario del Ministerio de Desarrollo Social, vos
funcionario del Ministerio de Trabajo, vos funcionario del Enhosa, vos silbador
oficial de actos que me incomodan”. Y
así una larga enumeración de acciones llevadas adelante con indecorosos modos, que con promesa de pagos
presentes y a futuro, sostiene un staff de asalariados que no tienen la
capacidad crítica suficiente, ni la libertad espiritual, ni la independencia
económica, como para señalar que el camino pueda ser otro.
Nada
hace pensar que las cosas puedan ser distintas. Al contrario, todo indicaría
que este camino de desunión que la secta Cheppista ha marcado, será
profundizado. Apelo desde estas líneas hacia todos los compañeros
pertenecientes al campo nacional y popular,
que defendemos las banderas de Perón, Eva, Néstor y Cristina, mucho
antes de la irrupción prepotente del futuro ex embajador, a mantenernos unidos
y organizarnos más por estos años de luchas que vienen, donde aquellos que
hemos defendido el proyecto, sin buscar beneficios personales, podamos seguir
haciéndolo como deber hacia nuestra conductora Cristina Fernández de Kirchner.
Cito
a Perón: “El movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien
no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor, quien
lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero; y quien
lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor".
También
instamos a la secta Cheppista que mientan lo mínimo posible, o en todo caso, si
van a mentir, al menos que se pongan de acuerdo, porque oficialmente nos
cuentan que 1500 se juntaron a comer pollo o asado, según si eras invitado
común o especial, para después decir, en voz del propio Cheppi, que eran mil,
para después enterarnos que el lugar en cuestión (Centro Abruzzese) la
capacidad no puede superar las 800 personas.
Son
épocas distintas e intensas las que vienen. Debemos estar preparados para todos
aquellos que nos quieran dividir por meras ambiciones personales.
Cerramos
esto con una verdad peronista, la séptima, a ver si de una vez por todas
convencemos a Cheppi y se afilia al PJ: “Ningún Peronista debe sentirse mas de
lo que es, ni menos de lo que debe ser. Cuando un Peronista comienza a sentirse
mas de lo que es, empieza a convertirse en oligarca”.
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