Comenzará a implementarse luego de que el Concejo Deliberante sancione la ordenanza correspondiente y se otorgue el número de habilitación. El Municipio podrá así disponer de recursos que se invertirán en el mismo complejo sanitario
Con el objetivo de lograr el recupero de costos, el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias se incorporará al Sistema de Atención Médica Organizada (Samo) del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Esto permitirá facturarle a las obras sociales, prepagas y mutuales, las prestaciones que brinde a beneficiarios de la seguridad social. De lo recaudado por estos conceptos, el 10% se destinará a un fondo del Consejo Provincial que administra el sistema, mientras que 25% corresponderá al recurso humano que ejerció la práctica y el porcentaje restante será de libre disponibilidad para que el Municipio lo afecte a atender gastos de funcionamiento, inversiones menores de capital y reparación y mantenimiento del propio Cema.
El Ejecutivo ya elevó el proyecto de ordenanza por el cual busca que el Concejo Deliberante autorice la incorporación al Samo. Deberá tratarse en las comisiones de Calidad de Vida, Legislación y Hacienda antes de ser sancionado en sesión. Asimismo, se está a la espera de que el edificio obtenga el número de habilitación a fin de implementar este mecanismo. El antecedente data del año 2009, cuando el Cuerpo convalidó en forma unánime la adhesión de los Centros de Atención Primaria de la Salud (Caps) a este régimen.
Según explicó a El Atlántico el director del Cema, Alejandro Cristaldi, el 95% de los pacientes derivados a la institución no poseen cobertura social, pero la expectativa es que estos números se modifiquen con el tiempo.
En el expediente ingresado en el ámbito deliberativo, desde la secretaría de Salud que conduce Alejandro Ferro destacaron la necesidad de elaborar una ordenanza para incorporar el Cema a este sistema de recuperación de costos. Según precisaron, esto “posibilitará, mediante un sistema de gestión administrativa e informática, identificar la obra social de los pacientes que se atienden y promoverá acciones tendientes a incrementar el presupuesto a través de ingresos obtenidos por cobro de prestaciones”.
De esta manera, la participación en este mecanismo se torna importante “para lograr el recupero de costos, a través de un control de gestión de percepción y administración de las prestaciones aranceladas de los beneficiarios de Obras Sociales, mutuales o entidades de coberturas médico social, con una adecuada coordinación de las acciones de salud por parte de los subsectores estatales, de seguridad social y privados, tal como en los Caps”.
Esto no implica que la atención en el Cema comience a ser arancelada, sino que continuará siendo gratuita, pero aquellos pacientes que cuenten con cobertura social deberán declararlo para que la institución facture la prestación a la correspondiente entidad. De igual manera, Cristaldi enfatizó que el sistema informático del establecimiento permite detectar si un paciente cuenta o no con obra social.
En esta línea, vale aclarar que la incorporación del Cema al Samo tampoco significa que quienes tengan cobertura social puedan recurrir directamente al establecimiento para obtener atención médica, sino que deben ser derivados desde los Centros de Salud.
LEGISLACIÓN
El Samo se rige por el decreto ley 8801 de 1977 que creó en el ámbito de la provincia de Buenos Aires este sistema, cuya misión es “proporcionar servicios integrados de medicina preventiva y asistencial mediante los recursos sanitarios provinciales y municipales y la coordinación con los demás recursos oficiales y privados y/o efectores de Seguridad Social”.
En 1979 la ley fue reglamentada, por lo que se creó un Consejo Provincial que comenzó a administrar el Fondo Provincial de Salud (establecido por la misma normativa) que en parte financia el Samo. Se fijaban en este contexto la repartición de los recursos obtenidos y derivados hacia el Fondo, el establecimiento en sí y el personal. La última modificación se aplicó en el año 1990, la cual indicó que para el caso de las instituciones municipales, el 10% de los montos obtenidos a través del Samo debe ser destinado a la formación del Fondo del Consejo Provincial. En tanto, el 25% será para el personal que efectuó las prestaciones y del porcentaje restante podrá disponer el Municipio para afectarlo a la estructura hospitalaria donde se generó el recurso.
MISIONES Y FUNCIONES
Según especifica la normativa vigente, el Samo tiene por objeto “organizar, programar y administrar la Atención Médica Sanitaria de manera tal que se asegure a todos los habitantes de la Provincia el cuidado integral de la salud, en los niveles de promoción, protección, recuperación y rehabilitación con accesibilidad apropiada a cada necesidad”.
Asimismo, su función es la de “integrar racionalmente todos los recursos financieros estatales para la atención de la salud, bajo los lineamientos de centralización normativa y descentralización ejecutiva”, como también “coordinar las acciones de atención de la salud con los distintos regímenes de seguridad social” y promover tanto un régimen de Carrera Sanitaria como “la investigación y la docencia vinculados a la atención de la salud”.
NUEVO EQUIPAMIENTO
Cristaldi adelantó a este medio que durante la jornada de ayer, el Cema incorporó nueva aparatología para mejorar las prestaciones. Se trata de un Campímetro Visual Computarizado, el cual permite realizar exámenes de campo visual para detectar cualquier tipo de pérdida en la visión periférica causada por diferentes enfermedades, entre las que destacan el glaucoma y diversas patologías neurooftalmológicas. Este equipo de última tecnología fue licitado por la municipalidad y financiado con fondos provinciales.
Por otra parte, consultado por el anuncio del intendente Gustavo Pulti respecto a la atención en oncología que comenzaría a prestar el Cema, Cristaldi relató que durante la jornada de ayer las autoridades pertinentes validaron la cabina de oncología –faltaba la habilitación- por lo que a fin de este mes se iniciarán los tratamientos.
Por Lucía Sánchez Lucero / Diario El Atlántico
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