Cristina, referente del sector, dijo que resultó “positiva” la reunión con Martín Aiello, subsecretario de Gobierno. El compromiso del Ejecutivo es extender credenciales identificatorias a partir de un censo que iniciaría muy pronto
Temprano, estacionaron los carros y los caballos frente al Municipio. Prepararon el mate y abrieron la bolsa de facturas. Cartoneros y cirujas se dispusieron así a esperar a Martín Aiello, el subsecretario de Gobierno municipal, para avanzar sobre la extensión de credenciales identificatorias, tras las “arbitrarias” detenciones de dos botelleros quince días atrás.
El Subsecretario de Gobierno Martín Aiello contó detalle de la reunión en el Programa "Todo al Aire" que se emite por FM del Sol 100.7 . Aquí el audio:
Pasadas las 11, el encuentro se concretó. Durante una hora, Cristina Buenahora, referente de los cartoneros a caballo, expuso las necesidades y demandas del sector ante los oídos de Aiello, Claudia Baltar, de Gestión Ambiental, y Gabriel Pampín, de Disposición Final de Residuos.
Logró, junto al resto de los representantes cartoneros que se sentaron a la mesa, que el Ejecutivo se comprometiera a vacunar y desparasitar a los animales. También consiguieron el acuerdo para iniciar un censo que permita no sólo la extensión de credenciales sino también el acceso a subsidios para mejorar los carros y las condiciones del oficio.
Mientras Cristina conversaba con los funcionarios, fuera del Municipio los cartoneros atendían a la prensa. Carlos Deber, de 51 años, encarnó el papel de vocero. Contó que el pedido del sector se remite a “trabajar en paz”. Eso supone, como dijo, “no ser maltratados por los policías, no ser corridos como perros y no tener que sentir que estamos mendigando, cuando en realidad se está laburando”.
“Que no nos paren más porque estamos con un carro. La policía no tiene que ocuparse de nosotros. Ellos tienen que cuidar a los vecinos. Y si bien no hubo nuevas detenciones, sí sufrimos el desprecio y la discriminación. Que se entienda que nosotros somos señores cirujas y botelleros y no mendigos”, diferenció Carlos, halagado por sus compañeros.
Jorge, que pasó 40 de sus 57 años arriba de un carro, dijo que el Municipio “tendría que comprometerse de verdad” con este oficio. “Hay señores de la política que nos quieren dar subsidios. Nosotros les dijimos que no, porque tenemos trabajo. Sólo que a ellos no le gusta. Nosotros nos queremos ganar la plata a nuestra manera y laburándola. No queremos plata del Gobierno”, sentenció el hombre.
Al término de la reunión con Aiello, la típica ronda de información. Cristina y otro referente, éste de carros a bicicleta, explicaron a sus compañeros los logros y compromisos asumidos. “Esperemos que el censo se haga rápido y que cuanto antes podamos tener las credenciales. No queremos más personas detenidas o maltratadas”, completó Carlos.
A su turno, y en diálogo con El Atlántico, el subsecretario de Gobierno municipal señaló: “Mantuvimos la tercera reunión. Fue muy buena. Conversamos y nos pusimos de acuerdo en varios puntos. Volvimos a garantizarles que este Ejecutivo no va a perseguir a ningún carro, acordamos horarios para que no entren al microcentro, por temas de tránsito y nos comprometimos a hacer el censo. Pero para eso les pedimos papeles, que esperemos nos traigan en la próxima reunión”, comentó Aiello.
CADA VEZ MÁS
Los más de dos meses de paro en el puerto marplatense, habrían provocando un incremento en el número de cartoneros que trabajan en la ciudad. Al menos así lo aseguraron ayer los botelleros que concentraron frente al Municipio.
“En el último tiempo aumentó mucho el número de carros, sobre todo el que se tira con bicicleta o a mano. Sabemos que muchos son trabajadores desempleados de la pesca que tuvieron que salir a trabajar porque se quedaron sin pescado y sin puesto de empleo. Esto pasa siempre, y hoy se nota de nuevo”, expresó Jorge, que incluso dijo que la mayoría de los viejos cartoneros provienen de las calles precarizadas del puerto.
Cristina reforzó lo dicho por su compañero, cuando declaró su pasado filetero. “Laburé muchos años en el pescado, pero desde hace 20 que trabajo con mi esposo y mis nietos. Llegué a este oficio porque me quedé sin empleo en la pesca”, confesó, al aclarar que en las conversaciones que mantienen con las autoridades municipales, los botelleros plantearon esta realidad.
“Les preguntamos cómo haremos cuando la pesca u otra industria esté mal y los trabajadores tengan que salir a cirujear para comer. Eso nos pasó, por ejemplo, cuando cerró Sadowa”, reconoció la mujer, que dijo que por dos o tres semanas muchos trabajadores del frigorífico salieron a la calle con bicis y carros.
Fuente: Diario El Atlántico
No hay comentarios:
Publicar un comentario