Además, solicitaron anular el 0800 habilitado para que la Comuna retire grandes electrodomésticos, de donde sacan material recuperable. Los vecinos plantearon de todas formas que el reclamo es urgente: “Primero está la panza de nuestros pibes, después una ciudad limpia”
Los carros tirados por caballos y alguna camioneta un tanto descuajeringada fueron adornados con bolsas verdes. También se amarraron en carteles y árboles. Esas que contienen el material recuperable, que les permite sobrevivir a cientos de marplatenses. Pero la implementación del sistema de separación de residuos en origen provocó que la mayoría de los recolectores sólo puedan llevar algo de dinero a sus casas dos días por semana. “Lo vemos bárbaro, pero primero está la panza de nuestros pibes, el hambre de nosotros, la seguridad de nuestras familias”, expresó Maximiliano Aguirre, uno de los voceros de la protesta que se instaló frente al Palacio Municipal este martes.
Los carros cortaron las calles y en la intersección de Luro e Yrigoyen ardieron algunas gomas. Aseguran que se cuentan de a miles los vecinos que sobreviven buscando materiales para vender entre la basura. El invierno, sumado a la crisis del puerto, los multiplica. El reclamo de este martes indicaba que era necesario sacar bolsas verdes todos los días y que debía suspenderse el servicio del 0800, donde consultar qué día pasará el camión almejero para retirar residuos voluminosos, como muebles o electrodomésticos, de donde ellos sacan material recuperable.
La respuesta de la Municipalidad fue negativa. El subsecretario de Gobierno, Martín Aiello, ofició de interlocutor y mencionó que está dada la voluntad del gobierno comunal para avanzar en la conformación de una nueva cooperativa de reciclado. Esto no es mal visto por los recuperadores, aunque mencionaron: “Nuestra situación es urgente y conformar una cooperativa lleva mucho tiempo”.
“Yo cirujié toda la vida”, afirma Maximiliano. Actualmente trabaja también en una cooperativa del Programa PRIS, pero los 1300 pesos que paga el gobierno no alcanzan. “Somos cinco integrantes en nuestra familia. Te podés imaginar que con el costo de la canasta básica, no llego ni siquiera a una semana”, expresó. Esta realidad lo impulsa cada día a empujar su carro y juntar cartones, plástico y todo lo que pueda ser vendido como material recuperable.
En una charla con El Atlántico, Maximiliano contó el motivo de la protesta: “Pedimos que se saquen las bolsitas verdes todos los días, porque nosotros comemos, igual que todos, todos los días. Pero hoy no tenemos esa posibilidad”.
“A pesar de estos reclamos, ellos redoblan la apuesta y sacan un 0800 para que la gente saque las cocinas, los calefones, los lavarropas, las heladeras, para su recolección, pero de eso nosotros sacamos los metales, los fierros”, cuestionó el joven. Se trata de una línea gratuita en donde consultar días y horarios en los que pasa el almejero por los distintos barrios y de esta manera retirar los residuos voluminosos.
Cuando llegaron hasta las puertas del Municipio fueron recibidos por Aiello. “Según ellos no se pueden sacar las bolsas verdes todos los días. Por lo que tenemos entendido nosotros, la Municipalidad tiene un contrato con la 9 de Julio por término de un año, y en ese lapso tiene que seguir la sectorización de Mar del Plata, dividida en tres”, planteó Maximiliano.
“A la gente que tiene carrito de mano, se le hace sumamente difícil trasladarse desde un punto de la ciudad hacia otro. Hay muchos abuelos, gente grande, chicos, como vemos, la necesidad en Mar del Plata es muy grande”, contextualizó el joven.
UNA SOLUCIÓN DE FONDO
El Municipio, según dijo Aiello, tiene “una posición de apertura al diálogo, a la mesa de trabajo”. Ante el reclamo de los cartoneros por extender los días para sacar bolsas verdes y quitar el 0800, el funcionario señaló: “Se les explicó que es imposible, pero no desde una posición cerrada o necia, todo lo contrario. Creemos que ellos deben recibir el apoyo del Estado para mejorar su forma de trabajar, darle valor a los residuos que les sirven. No podemos desde el Estado anular un servicio que hace muchos años que da el Municipio y aparte tiene la obligación de hacerlo”.
En relación a la línea gratuita, mencionó: “Se les explicó que nosotros no estamos prohibiéndole al vecino que le entregue una heladera vieja a un cartonero, pero no todo lo que la gente saca a la calle, le sirve a ellos. Tenemos la obligación de mantener limpia la ciudad, evitar que se formen microbasurales, que haya una manipulación o manejo del residuo como corresponde”.
Enseguida, Aiello se refirió a la conformación de la cooperativa Cura, que hoy opera en la nueva planta de tratamiento. “Tenemos antecedentes: hace algunos años un grupo de vecinos se organizó y está trabajando en el predio, donde le han dado valor agregado a los residuos, tienen una máquina compactadora, separadores de plástico. Ese es el camino”, aseveró.
¿Se pueden pensar en una nueva cooperativa? “Ellos deben organizarse. No hemos logrado conformar un censo. Por otro lado, estamos trabajando en un registro de grandes generadores de residuos, que también tienen dificultad para acopiar y mantener en su establecimiento dos días hasta que pase la recolección, para conectarlos”.
Aiello remarcó que se dio “un paso histórico” con la inauguración de la nueva planta de tratamiento. “Estamos mejorando también la calidad de vida de miles y miles de familias, estamos evitando que se siga contaminando una zona de Mar del Plata, y en el medio tenemos que darles herramientas a estos vecinos que todavía no tenemos a ciencia cierta el número porque no hemos logrado que se terminen de censar”.
El subsecretario de Gobierno apuntó que “en aquellos lugares donde hay una mínima organización, ya estamos participando”. En ese sentido, marcó que con las personas que trabajan con carros tirados por caballos ya mantuvieron varias reuniones. “Les hemos acercado herramientas y estamos trabajando con la vacunación, la desparacitación, con el patentamiento y la identificación de los carros”, enumeró.
“Nuestro objetivo es ir en el tiempo ir cambiando del carro de la tracción a sangre a un sistema motorizado. Culturalmente no es fácil porque algunos de ellos hace más de 40 años que lo vienen haciendo arriba de un caballo. El Estado les tiene que dar una herramienta”, precisó.
Luego reiteró que ahí donde exista una mínima organización, el Municipio está dispuesto “a participar, a invertir, a ayudarlos desde lo económico”.
Por si hiciera falta, los cartoneros repetían una y otra vez, no estar en contra de una ciudad más limpia. Dicen sentirse lejos de esa “Ciudad Feliz” que alguna vez fue apodo de Mar del Plata. “Para nosotros es un dolor de hígado todos los días: salir a laburar y revolver basura para poder comer”, apuntó Maximiliano.
Ellos sienten, y dicen, que se tendría que haber priorizado su situación. “La Municipalidad se tendría que haber encargado primero de qué solución le iba a dar a la gente antes de poner esta nueva reglamentación”, sostuvo el joven, quien sumó: “Si a la gente la privás de esto, le estás dando un arma para que vaya a robar. Primero está la necesidad de comer de la gente, y después sí está la Mar del Plata más limpia”.
“El hambre en esta ciudad es imposible de creer”, explicaba Carlos al lado de las gomas prendidas fuego. “Uno que es grande puede tirar, pero a un crío cómo le decís que no tenés cuando te pide un plato de comida?”, interrogó. Entrada la tarde, se mantenían en el lugar. “La idea es quedarnos acá hasta que nos den una solución porque no podemos más”, aseguraban.
Por Belén Cano / Diario El Atlántico
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