El establecimiento del barrio El Progreso organizará un festejo el 19 de agosto, a partir de las 10, donde se prevé la presencia de exalumnos de la primera época. La directora, Alejandro Franco, habló sobre lo que se avecina y también evaluó la situación educativa del lugar.
El establecimiento del barrio El Progreso organizará un festejo el 19 de agosto, a partir de las 10, donde se prevé la presencia de exalumnos de la primera época. La directora, Alejandro Franco, habló sobre lo que se avecina y también evaluó la situación educativa del lugar.
El Jardín Municipal N° 10 del barrio El Progreso, ubicado en Dellepiane 1630, está pronto a cumplir 25 años de existencia. En ese marco, la directora del establecimiento, Alejandra Franco, se prestó a informar sobre este nuevo aniversario. Precisamente quien es, desde el primer momento, la máxima autoridad. Toda una vida de la mano.
El festejo será el 19 de agosto, a las 10. Habrá un acto oficial, donde se aguarda la presencia de exalumnos, principalmente de los primeros. “Hay varios que tienen a sus hijos acá”, recordó.
El establecimiento no funcionó siempre en el mismo lugar. “Del 86 al 2000 estuvo en la Sociedad de Fomento del barrio y luego se consiguió este edificio que era una plaza. La provincia le cedió a la municipalidad el predio y desde ese momento que estamos acá”, aclaró.
Ella no tenía experiencia cuando comenzó a dirigir el Jardín, en realidad fue su primera vez. “Pensar que comenzamos con tres salas y cerca de 80 chicos, cuando ahora son casi 230 y están en ocho salones. Se incrementó mucho la matrícula”.
Una de sus principales preocupaciones ronda por querer que exista una mayor colaboración. “Cuesta que los papás abonen la Cooperadora, aunque no es una obligación. No menciono a todos, pero no noto el compromiso que debería haber. Pero haces una venta de empanadas y colaboran mucho. Esto se maneja y se mantiene así. Si está lindo es porque lo mantenemos nosotros”, resaltó. Para luego añadir que “nos manejamos con trabajadores privados, como para arreglar la infraestructura. Igual suelen darnos algún subsidio, que rondan por los $2.500, aunque este año todavía no recibimos ninguno”.
En cuanto a personal de trabajo, son ocho las maestras de sala, más tres preceptoras, una Asistente Social, una Asistente Educacional, una profesora de música, tres personas auxiliares, la vicedirectora y la directora. En total son 17.
Existe una importante demanda de padres que quieren que sus hijos ingresen al Jardín N° 10. “Principalmente en la sala de tres quedan nenes afuera”, dijo. Para posteriormente indicar que “acá vienen chicos de familia humildes y de clase media”.
De repente, comenzó a mostrar su lado más crítico para manifestar que “todos tienen derecho a ingresar, pero pienso que los sorteos no están bien, porque se perdió la esencia de ser sociales y asistenciales, la historia fundacional de los jardines municipales”.
No obstante, el fin de “sostén social” nunca se perdió. Allí remarcó que “año a año se dan más cantidad de integraciones con escuelas especiales y permanencias en las salas de cinco. Vienen chicos con problemas neurológicos y, otros, con un retraso madurativo que tienen que volver a ser la última sala”. Donde dejó claro que en el ámbito educativo no se llaman discapacidades sino “necesidades educativas especiales”. “Esto no solo sucede acá, porque es un problema social. Además, esta problemática solo puede tratarse a partir de la sala de cuatro y este año tenemos, en total, casi diez chicos. Es un número muy grande”, explicó.
Algunos otros problemas:
Como antes se mencionaba, al Jardín asisten chicos de diversas clases sociales, algunos en mejor condiciones económicas que otros. El problema acude cuando la realidad de algunos jóvenes no es la mejor. El caso de un chico que tiene hermanos con dos o tres apellidos distintos o de nenes que no saben quiénes son sus padres.
“Para eso es muy bueno tener el gabinete, para tratar de ver cómo se puede ayudar. Las chicas que están, que trabajan tres veces a la semana, dan una mano en ese aspecto”, mencionó.
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