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miércoles, 27 de julio de 2011

El 64,5 por ciento de las noticias sobre la juventud aparecen en policiales

Un grupo de comunicadores reflexionó sobre el tratamiento de la información juvenil. “Hay un discurso instalado que vincula a los ‘menores’ con el delito, el exceso y el peligro, y esa asociación es determinante cuando se le suma la condición de pobreza”, indicaron
 
En una experiencia inédita en la ciudad, Soledad D'Antonio, Federico Ayciriet, Gonzalo Chae y Guadalupe Fernández -quienes conforman la agrupación Menos Infinito- pusieron en marcha un observatorio de medios, a través del cual analizaron el tratamiento que se le da a la niñez y juventud en las noticias.
El discurso se construye. Y en esa labor cumplen un rol fundamental los medios de comunicación. El discurso instalado en parte de la sociedad marca que los jóvenes son responsables de la inseguridad. A partir de ahí se pide más mano dura, bajar la edad de imputabilidad, más centros cerrados. Sin reparar, quizás, en que son niños y jóvenes con derechos vulnerados, en que no existe en Mar del Plata, siquiera, instancias de resinserción para los adolescentes en conflicto con la ley.
El informe “Los chic@s en primera plana” -dijeron los protagonistas- es una herramienta que permite reflexionar colectivamente sobre el tratamiento noticioso de la niñez y avanzar hacia formas de comunicación más democráticas, pacíficas e integradoras.
“Durante ese proceso coincidimos con otros en que hay un discurso instalado que vincula a los ‘menores’ con el delito, el exceso y el peligro. Y que en la mirada de muchos esa asociación es determinante cuando se le suma la condición de pobreza”, contemplaron.
El monitoreo retoma el informe elaborado en 2009 por la asociación civil Demos, denominado ‘Algunas miradas. Niñez y adolescencia en Mar del Plata’. A partir de allí, de la descripción de la situación de este grupo de la sociedad, se empezó a poner en agenda aquello que no se dice y problematizar aquello que tiende a naturalizarse.

Durante seis meses –desde el 1º de julio al 31 de diciembre- se generó un muestreo significativo de lo que se publicaba en los dos periódicos de mayor tirada de la ciudad. Se encontraron 200 notas de más de 50 líneas que hablaban de la niñez y la juventud: el 67,5% tienen como temática principal casos policiales, procesos judiciales o actos de violencia, y el 64,5 aparece directamente en esa sección.
Los cuatro integrantes del equipo de trabajo son comunicadores y su interés vinculado a la agenda social los llevó analizar cómo se estructura el campo del periodismo, el recorte de la realidad que se realiza y cómo se produce el tratamiento de la información.
“Pero también nuestra mirada apunta a ver cómo se construyen ciertos significados que hacen al entramado cultural y que implica pensar en diferentes grupos sociales, entre los cuales están los jóvenes y los niños”, explicó Ayciriet en diálogo con El Atlántico.
El profesional mencionó que hubo resultados que esperaban encontrar. “El porcentaje más elevado de la información está concentrada en la sección policiales. También la fuente informativa más consultada es la propia policía”, detalló.
Pero también se sumaron otros resultados que -indicaron- es necesario conocerlos y generar espacios de reflexión. “Esas fuentes tienden a ser las únicas consultadas. Hay una tendencia a no recuperar otras voces, que puedan darle sustento a la información”, apuntó Ayciriet.
Y sumó: “La mayor parte de las publicaciones tienen que ver con lo específicamente informativo, y por lo general no se generan espacios de opinión o análisis, que atiendan por ejemplo a las causalidades que son previas a los hechos que se cuentan”.
El informe fue presentado en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, donde se congregaron cerca de un centenar de personas. Había representantes de diferentes espacios, que abordaron la temática desde distintas ópticas, que sumaron al debate.
“Un dato que nos sorprendió –señaló el joven profesional- es que la salud y la educación, que entendemos que son temáticas que forman parte de la cotidianeidad de los jóvenes, sólo ocupan en las noticias un 15 por ciento de la información”.
Enseguida, destacó la importancia de compartir la información recolectada después del minucioso trabajo realizado. “Insistimos en que no es un trabajo que busca criticar lo que se hace sino problematizarlo y tratar de recortarlo, adjetivarlo, y hacer una mirada extrañada que permita reflexionar sobre eso”.
Ayciriet planteó que hay dos grandes tratamientos en lo que refiere a la juventud. “Cuando el niño o joven es quien provoca el hecho, aparece en general con algunos apelativos que tienen una carga peyorativa. La más habitual es la de menor. Y a partir de ahí hay una serie de apelativos mucho más fuertes como ‘peligroso adolescente’”, indicó.
“Y cuando ese joven es víctima, los apelativos –apuntó- van en sentido opuesto: se habla de criatura, de pequeño, corriendo el discurso hacia el otro extremo”.
En este sentido, destacó: “Hablamos de jóvenes: con realidades diferentes, que viven situaciones diferentes. Es interesante ver cuáles son las condiciones en las que desenvuelven esa práctica”.
La presentación del informe, dijeron, fue el cierre de una primera etapa. Pero ya están delineados los próximos objetivos: la intención es que el monitoreo sea anual y se sumen radios, canales de TV y portales de comunicación.

El monitoreo, en números
- El 67,5% de las noticias tienen como temática principal casos policiales.
- 64,5% aparecen en la sección policiales
- El 55,5% son noticias, un género que hace base en los hechos y la información, en detrimento de la reflexión y análisis
- El 45% abordan casos de violencia que suceden en otras regiones del país
- El 63% son relatadas por una sola fuente de información, que en el 38,5% de los casos son agentes policiales o judiciales
- Sólo en el 2.5% de los casos los niños y jóvenes actúan como fuentes
- En el 13.5% de los casos la fuente de información no se conoce

“Un menor mató a un chico”
De la investigación se desprende que “menor” es el término peyorativo más usado. “No por frecuente se vuelve menos nocivo. Se lo utiliza como sinónimo de niño o joven, utilizando un paralelismo con el lenguaje jurídico y policial que se remonta a la Ley de patronato”, expresaron.
“Es destacable que cuando se trata de un hecho en el que un niño es agente de la violencia la palabra ‘menor’ es utilizada en el título o en el copete en casi todas las oportunidades. Por repetición e impacto (tipografía, tamaño) menor y delito son dos términos que se van asociando mediante una simplificación que lleva a que en el discurso hegemónico se instale la violencia como una característica especifica de determinados grupos”, analizaron.
En este sentido, señalaron que “la judicialización de niños a través de la utilización del término ‘menor’ sucede, en la mayoría de los casos, cuado se hace referencia al autor o agente de un hecho violento. Sin embargo, cuando se trata de una víctima o se aluden a noticias con carácter positivo para el medio este menor se transforma en un joven, un niño o un adolescente”, diferenciaron.

Estigmatizados
En el informe fue citado Jorge Huergo, licenciado en Comunicación Social, quien explica que la hegemonía produce un “imaginario de orden, que es coincidente con los propios intereses de los sectores dominantes”.
“Ese imaginario de orden –apuntaron- debe aparecer como natural, es lo que está y lo que es imposible e impensado imaginar de otra manera. A su vez, la hegemonía elabora ‘una serie de equivalencias discursivas: la producción de que determinados significantes tienen un significado fijo y permanente que no debería ser subvertido’”.
Esta teoría fue llevada al objeto de estudio: niño pobre= menor= delincuente= peligroso= violento.
“Estas equivalencias ponen de manifiesto que uno de los espacios de lucha donde se expresan el poder y la hegemonía es el lenguaje”, determinaron.
“De este modo –contemplaron luego- se estaría obviando que un niño pobre es un sujeto cuyos derechos están siendo vulnerados. A través de ese proceso construido en los medios marplatenses, que fija determinados significados (estigmatizantes) con el niño pobre, se deja de lado la posibilidad de construir otras equivalencias: niño pobre = estudiante = deportista = amable”.
Fuente: Belén Cano / Diario El Atlántico

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