Con la llegada del frío la amenaza silenciosa del monóxido vuelve a acechar. La utilización inadecuada de artefactos puede causar la muerte. Los especialistas recomiendan controlar los artefactos de calefacción y dejar siempre un espacio abierto por donde se renueve el aire. En lo que va del año este gas ya se cobró la vida de dos personas en Mar del Plata.
Como todos los años, con la llegada del frío, la amenaza silenciosa del monóxido de carbono vuelve a acechar. Y se conocen los primeros casos de accidentes por el mal uso de estufas. La utilización inadecuada de artefactos puede provocar serios riesgos para la salud y, eventualmente, generar la muerte.
Según cifras oficiales a las que tuvo acceso LA CAPITAL, en lo que va del año dos personas murieron en Mar del Plata por inhalar monóxido. En el mismo período de 2010 se registraron seis casos fatales.
A un día del comienzo del invierno, especialistas en prevención de accidentes hogareños y toxicología alertaron sobre los efectos que produce en el cuerpo la intoxicación por monóxido de carbono, conocido como el "asesino invisible" por ser indetectable a través de los sentidos, y sugirieron cómo actuar cuando se produce un descuido hogareño de estas características.
Además, recomendaron no entrar en pánico o actuar en forma impulsiva cuando se registra un principio de intoxicación y brindaron algunos consejos para chequear el correcto funcionamiento de los sistemas de calefacción.
El monóxido de carbono no tiene olor y color, por lo tanto no se detecta. Es un gas que es más pesado que el aire y se queda en el ambiente. Se lo suele asociar con la utilización de braseros con carbón, pero un calefón mal regulado y una estufa calibrada inadecuadamente también pueden producir este gas.
Entre los meses de otoño e invierno, crecen las consultas por exposición a este gas en los centros de información, asesoramiento y asistencia toxicológica, muchas de ellas graves.
Según explicaron los especialistas, la intoxicación leve se manifiesta con dolor de cabeza, náuseas, mareos y vómitos. Si la persona permanece en el lugar y continúa inhalando el gas venenoso, puede tener dificultad para respirar, dolor en el pecho de causa cardíaca coronaria, palpitaciones, somnolencia y aceleración del pulso, pensamiento enlentecido, visión borrosa y falta de equilibrio. Si sigue avanzando, la persona sufrirá pérdida de conocimiento, convulsiones, coma, arritmias cardíacas, caída de la presión arterial e infarto de miocardio, todos signos que pueden llegar a provocar la muerte.
En los casos más complejos, los decesos se producen en grupos de personas que presentan síntomas similares por convivir en el mismo ambiente contaminado.
El problema se agrava cuando peligra la situación de quien puede ayudar. Cuando se detecta el inconveniente hay que cerrar la fuente de producción del gas, ventilar el ambiente y permanecer allí recién cuando el aire está más fresco. Si no ocurre que la persona que colabora corre también el riesgo de intoxicarse. Todo dependerá del tiempo en el que se estuvo expuesto.
Por falta de recursos o negligencia, muchas muertes se pueden evitar con sólo seguir algunos consejos a la hora de evitar el frío. Ya sea por mala colocación, falta de controles periódicos u obstrucciones en sus tirajes, calefones, estufas y cocinas pueden producir monóxido de carbono, un gas que no tiene color, sabor ni olor y que puede provocar un efecto devastador e inmediato.
Los especialistas resaltaron la importancia de instalar correctamente los artefactos y revisar periódicamente el funcionamiento de los que usan combustibles (calefones, termotanques, estufas a gas, salamandras, hogares a leña, calderas, cocinas calentadores, faroles).
Además, subrayaron que hay que evitar que permanezcan dentro de lugares cerrados motores de combustión interna (automóviles y motos) encendidos o braseros.
El Ministerio de Salud brinda una síntesis con las recomendaciones para prevenir accidentes:
? Dejar siempre un espacio abierto por donde se renueve el aire. Cumplir con recomendaciones básicas como dejar una abertura de cinco centímetros para que el aire circule alcanza para evitar estar muertes.
? Respetar las normas de instalación de gas.
? Atender a manchas, tiznado o decoloración en artefactos y conductos de evacuación o alrededor de ellos.
? Ante una llama de color naranja apagar el artefacto y revisar.
? Utilizar artefactos de tiro balanceado, especialmente en baños y dormitorios.
? No utilizar artefactos no homologados. Y nunca calefaccionar ambientes con artefactos incorrectos, como hornos y hornallas.
? Revisar periódicamente los artefactos y cañerías tanto de gas como de ventilación, siempre con un matriculado.
? La llama debe ser siempre azul. Si es amarilla, anaranjada o roja, el artefacto está funcionando mal.
? Por fugas de gas, acudir de manera inmediata al distribuidor del servicio.
Cómo alejar el peligro
- Instalar solamente artefactos que estén aprobados por alguno de los institutos avalados por Enargas.
- Recurrir siempre a gasistas matriculados para instalar y verificar el funcionamiento de los aparatos de gas.
- Evitar el uso de braseros.
- Mantener siempre ventilados los ambientes en invierno.
- Asegurarse de que el tiraje de los artefactos no esté obstruido o desconectado.
- No obstruir los conductos ni rejillas de ventilación de los ambientes.
- No instalar calefones en los baños.
- Apagar los artefactos de gas durante la noche.
- Calefaccionar ambientes con hornos y hornallas es muy peligroso.
- Ante una intoxicación, retirar a las víctimas al exterior de la vivienda.
- Llamar al sistema de emergencias médicas, para su correcta atención y tratamiento. En caso contrario, trasladar inmediatamente a la víctima a un centro médico asistencial.
- Si los intoxicados están inconscientes, acostarlos en posición de costado (posición lateral de seguridad), mientras se espera la llegada de la ambulancia.
- No suministrar nada por boca y, si es posible, proveer a la víctima oxígeno al 100 por ciento lo antes posible.
Un enemigo silencioso que se puede evitar
El monóxido de carbono es un asesino silencioso e invisible que cobra fuerza en cada invierno, cuando la necesidad de resguardarse del frío es inevitable y los usuarios descuidan las normas de seguridad en los artefactos de calefacción. Por eso, el Ministerio de Salud bonaerense instó a tomar medidas que prevengan cuadros tóxicos y fatales derivados de la inhalación de este gas imperceptible.
Según los especialistas, un consejo simple pero muy efectivo es el de no colocar en dormitorios ni baños artefactos que no sean de tiro balanceado. De acuerdo con cifras extraoficiales, más del 70 por ciento de los accidentes se producen por instalaciones en lugares incorrectos.
Tanto los braseros como las cocinas, los calefones y las estufas liberan este fluido debido a obstrucciones en sus tirajes, mala colocación, falta de controles periódicos o ausencia de ventilación.
La exposición al monóxido, incluso por un período breve, produce intoxicación. Unas pocas partículas son suficientes para alterar el funcionamiento del sistema nervioso, y pueden provocar desde cambios de humor y cefaleas permanentes hasta lesiones neurológicas irreversibles.
El efecto nocivo y la gravedad del cuadro dependen de la concentración de las emanaciones en el aire, del tiempo de exposición-inhalación, y de las condiciones de cada individuo, como la edad, estatura, peso, sexo y el estado general de salud.
Ante dolores de cabeza reiterados y asociados a un mismo ambiente, es importante controlar si algún artefacto no está emanando monóxido de carbono. Lo primero que hay que hacer es tratar de cerrar la fuente que lo emite, salir rápidamente del ambiente y ventilarlo.
Si bien los especialistas aconsejan evitar el uso de braseros, para aquellos que igualmente los utilicen, ya sea con carbón o leña, la recomendación es que lo enciendan fuera de la vivienda y que recién lo ingresen cuando deje de humear.
Ante dudas por funcionamiento, se debe acudir siempre a gasistas matriculados. Tanto la instalación como la revisión y arreglo de artefactos a gas por cuenta propia significa un peligro tanto para la propia persona como para el resto de su familia e incluso vecinos.
El monóxido de carbono se origina a partir de la combustión incompleta de elementos como el gas natural, la madera, el carbón o el kerosene. Su propagación dentro de los ambientes suele producirse como consecuencia del mal estado de los artefactos utilizados para calefaccionar, de su ubicación en lugares inadecuados, o a causa de una incorrecta ventilación.
Al respirar, el oxígeno presente en el aire se une normalmente a la hemoglobina, una proteína ubicada en el interior de los glóbulos rojos de la sangre, para luego ser transportado desde los pulmones hacia los diferentes tejidos del cuerpo a través del torrente sanguíneo. Ante la presencia de niveles elevados de monóxido de carbono en el aire, sin embargo, la hemoglobina deja de lado al oxígeno para combinarse con el monóxido, ya que posee con éste una mayor afinidad. De este modo, el ingreso vital del oxígeno al torrente sanguíneo y, por su intermedio, a los tejidos y órganos del cuerpo, se ve severamente restringido, lo cual puede derivar en un paro cardiorrespiratorio.
Fuente: Diario La Capital
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