Buena calidad de vida, memoria emotiva y geografía natural generosa son algunas de las razones. Casi el 20 por ciento de la población de la ciudad es mayor de 65 años.
Casi el 20 por ciento de los habitantes de Mar del Plata son mayores de 65 años, más precisamente el 19,15 por ciento, de acuerdo a los datos del último Censo Nacional de Población realizado en 2010. La cifra está por encima de la media nacional, que es del 16 por ciento.
De hecho, muchos de estos adultos mayores migraron desde otros puntos geográficos del país, especialmente desde la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, para concretar el sueño de envejecer a orillas del mar.
Varias son las cuestiones que los empujaron a tomar esa decisión, pero básicamente se trata de memoria emotiva: “Los que migran, históricamente, habían venido a pasar sus tiempos felices de vacaciones. Eso, en el imaginario colectivo, tiene un peso importante”, detalló la antropóloga social Laura Golpe y añadió que “nadie migra a un lugar que no es conocido y donde no tiene redes de apoyo previo. No es lo mismo migrar en busca de paz que en busca de nuevas oportunidades”.
Otra cuestión importante son las relaciones sociales previas, ya que se trata de personas que “fueron conociendo a través del tiempo, en los sucesivos períodos estivales en los que fueron generando redes de contención mutua entre pares” y ejemplificó con las organizaciones de adultos mayores, como los centros de jubilados.
La profesional, que dirige el Grupo de Investigación de Estudios de Comunidad del Centro de Investigación de Sujeto, Institución y Cultura de la facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, también se refirió a otro tipo de redes, como a las institucionales relacionadas con la salud como “los hospitales y las áreas de extensión especializada de adultos mayores”.
Sueño cumplido
De esta manera, Mar del Plata resulta ser “un espacio de acogida, soñado, porque siempre estuvo asociado con épocas en que se sintieron felices y además tiene un ritmo de vida mucho más tranquilo, a lo que se suma la geografía”, describió Golpe.
Y, en ese sentido, comparó lo que sucede en Europa “en la Costa del Sol, al sur de España, donde van los alemanes, o en Estados Unidos con Miami y California, que resultan ser lugares tranquilos y agradables”, a la vez que consideró a Mar del Plata como “un espacio deseable para pasar el otoño de la vida”.
Por otra parte, reparó en la cuestión psicológica, ya que “las personas que migran tienen proyectos y eso está muy bueno para los últimos años de la vida, porque significa potencia, vitalidad. La vejez no es una estación prohibida, los proyectos los hacen vivir y tener vitalidad y eso lo consigue la gente en Mar del Plata”.
En ese sentido coincidió la directora ejecutiva de la fundación Navarro Viola, Inés Castro Almeyra, al resaltar que “se asocia a la vejez con enfermedad, dependencia y muerte y no es así. No hay una sola vejez, hay ‘vejeces’, por lo que hay que generar espacios de participación y de interacción que responden a muchas realidades”.
“Están en una etapa constructiva -describió-, creativa, capaces de asumir desafíos a pesar de afrontar ciertos problemas de salud”.
Justamente, la fundación Navarro Viola dio a conocer un informe que consignó que “para el 2050 se estima que en el país habrá más adultos de 60 años que niños y adolescentes”, de acuerdo al trabajo realizado de manera conjunta con el Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Crecimiento
Así las cosas, Castro Almeyra describió que “con 6 millones de personas mayores de 60 años somos una sociedad que está envejeciendo” aunque esa situación “no está visualizada”.
En ese sentido, mostró cierta “preocupación” debido a que la sociedad “no está dándose cuenta de esto y, por ende, no se toman medidas ni se generan políticas públicas ni inversiones privadas”.
Y si bien la cuestión es “global, nacional y regional”, Argentina es uno de los países de Latinoamérica que “más crece en ese segmento”.
El notable aumento de la población de personas mayores se debe a varios factores, como “mejor calidad de vida, mejor alimentación, atención médica durante toda la vida y eso repercute en los años que viven”, enumeró.
Los números dan fe de ello: En 1989, los mayores de 65 años alcanzaban al 13,8 por ciento, en 1991 creció hasta llegar al 15,8 por ciento y en la actualidad alcanza al 19,15 por ciento.
Además de la memoria emotiva, de los recuerdos felices en épocas de vacaciones, para recalar en Mar del Plata, se suman las “condiciones paisajísticas y ambientales que hacen a la ciudad intermedia, con clima soportable, ya que no tenemos el calor de las grandes urbes ni esa movilidad urbana con ritmo acelerado y feroz”, describió Golpe.
Asimismo, la profesional destacó que los migrantes de ese segmento etario “ya tienen su jubilación y poseen recursos para mantenerse, no es que salen a buscar trabajo, y ya tenían un bien inmobiliario previo o lo cambiaron por la casa de Buenos Aires”.
Belleza geográfica
Golpe destacó la importancia de la geografía local para que los adultos mayores la elijan para vivir, ya que “es importante para alguien que vivió como loco, en la Capital o el Gran Buenos Aires” y a eso se suma “el mito existente para muchos que dicen: ‘me jubilo y me voy a vivir a Mar del Plata'”.
“Es algo soñado -añadió-, anhelado. Acá tienen una vida agradable, pueden mirar el mar, caminar y a la vez tienen una dimensión urbana con movimiento y ritmo. Es muy interesante como proyecto, porque les mejora la calidad de vida y los revitaliza”.
Incluso, aseguró que muchas veces el proyecto se planea grupalmente y destacó la existencia en la ciudad de “actividades destinados para ellos. La ciudad no los discrimina, ya que si estuviesen discriminados no vendrían a instalarse”.
Fuente: Diario La Capital
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