Se compararon los controles de alcoholemia de 2013 y 2014 y se observó que hay menos conductores que toman alcohol. Pero se mantiene en 1,5 el porcentaje de punitivos, es decir, aquellos que llegan al tope de 0,5 gramos de alcohol en sangre.
Un relevamiento comparativo del Ministerio de Salud de la Provincia muestra una reducción cercana al 70 por ciento en la cantidad de conductores cuyo control de alcoholemia dio positivo entre 2013 y 2014. No obstante, se mantiene estable el número de controles que dieron punitivos, es decir, aquellos a los que se les detecta 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre o más y que, por lo tanto, no pueden continuar al volante.
Los datos se desprenden de comparar los resultados de los controles de alcoholemia que realizó el Reba (Registro de Bebidas Alcohólicas del ministerio de Salud provincial) durante los años 2013 y 2014. “Hace dos años, sobre 25.474 controles a conductores se detectó consumo de alcohol en el 3,44 por ciento de los casos, mientras que el año pasado, sobre 24.000 controles se obtuvo que solo el 1,5 por ciento tenía alcohol en sangre”, explicó el ministro de Salud, Alejandro Collia.
Al respecto, el gobernador Daniel Scioli resaltó que “los datos positivos que estamos obteniendo en materia de prevención son resultado de 7 años interrumpidos de trabajo planificado, no solo en verano sino todo el año en cada uno de los municipios”.
De esta manera, se observa que se redujo un 70 por ciento el número de conductores que si bien habían bebido alcohol antes de manejar, no llegaron a los 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre, que marca el tope máximo permitido.
No obstante, el porcentaje de personas que debieron dejar de conducir por presentar valores iguales o superiores a 0,5 se mantuvo constante, en el orden del 1,5 por ciento de los casos tanto en 2013 como en 2014.
“El gobernador Scioli nos está pidiendo que profundicemos los controles de alcoholemia porque tienen un efecto disuasivo pero, además, nos exige que mantengamos las campañas de difusión y la comunicación constante de las tremendas consecuencias que produce el alcohol al volante”, explicó Collia.
El ministro detalló que bajo la falsa creencia de que se tiene la situación bajo control, “el alcohol disminuye la atención y la capacidad de respuesta ante los peligros se vuelve confusa y lenta, incluso cuando no se llegue al tope de los 0,5 gramos de alcohol en sangre”, detalló Collia.
No es casual que el alcohol esté vinculado al 50 por ciento de los choques vehiculares en los que se producen muertes. Además, se estima que por cada fallecimiento en incidentes de tránsito, unas 4-5 personas sufrirán discapacidades permanentes.
El titular del Reba, Juan Lauro, explicó que los controles de alcoholemia a cargo de la Provincia se realizan en rutas y autopistas pero también en corredores nocturnos, como los de La Plata , Ramos Mejía (La Matanza), Lomas de Zamora, Lanús, Quilmes, Esteban Echeverría, Florencio Varela, Berazategui, Escobar, Vicente Lopez y San Fernando.
Por lo general, se realizan con agentes policiales y municipales y consisten en pedir al conductor que sople en la pipeta del alcoholímetro para determinar el nivel de alcohol en sangre. A los que llegan o superan los 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre se les impide continuar conduciendo.
Los expertos en toxicología explican que a partir de ese tope se reduce la visión, cuesta enfocar y esto impide percibir correctamente las señales del tránsito o los imprevistos que puedan surgir en el camino.
“Cuando se superan los 0,5 gramos el riesgo comienza a ser severo, porque se ve afectada la motricidad y, a su vez, aparece la sensación de euforia y confianza que suele traducirse en una conducción impulsiva, agresiva y hasta temeraria”, agregó el subsecretario de Adicciones, Carlos Sanguinetti.
QUÉ SE EVITA
Además de los riesgos en el tránsito, no beber alcohol en exceso previene, sobre todo entre los adolescentes, accidentes cerebrovasculares, hemorragias digestivas, desvanecimientos y estados de coma.
Es que a esas edades, la propensión a sufrir consecuencias es mayor que en la adultez. Los especialistas del ministerio de Salud provincial aseguran que el alcohol provoca más daños al cerebro en desarrollo de los adolescentes de lo que se solía creer y les causa unas lesiones significativamente mayores que al cerebro de los adultos.
“Los jóvenes aguantan más tiempo bebiendo y también dañan más sus funciones cognitivas. Una zona afectada es el hipocampo, que resulta crucial para la memoria y el aprendizaje”, explicaron desde la subsecretaría de Adicciones.
El ministro Collia pidió a los padres “colaboración y diálogo, para que la familia sea el primer espacio en el que se cuide de los adolescentes y se hable de los riesgos que entrañan los excesos y las adicciones”.
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