“Lo peor de las drogas sintéticas es que nadie sabe qué está consumiendo”

Por: Ramiro Barreiro / Tiempo Argentino

El sociólogo analiza el fenómeno de las fiestas electrónicas y los estupefacientes. "Las drogas son el elemento más democrático, los consumos se ven en todas las franjas", afirma.

Entrada, 390 pesos. Gramo de cocaína, 100. Pastilla de éxtasis, 65. Botella de agua, 30. Una cerveza, 30 o dos por 50. Lo único gratis en la Fiesta Ultra fue la atención médica. El SAME asistió a dos jóvenes de 28 y 30 años que murieron luego de protagonizar varios paros cardiorrespiratorios producidos por cuadros de deshidratación. Además, el Hospital Argerich atendió siete casos por intoxicación con drogas. Las fiestas electrónicas son el reino de las drogas de diseño, un consumo que crece en las narices de los estados latinoamericanos. El evento realizado en Costanera Sur recaudó 18 millones de pesos en dos días y tuvo 14 detenciones por violación a la Ley de Drogas.

El sociólogo Ignacio O'Donnell lleva más de un año de gestión en la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) pero reconoce que le cuesta recordar su cargo.

Es el subsecretario de Prevención, Capacitación y Asistencia de las Adicciones. Lugar al que llegó luego de ser el director del Programa Ambulatorio en Villas de la Ciudad de Buenos Aires y responsable de Casa Flores, la primera institución del país dedicada al tratamiento del paco en adultos. En su función, también habló con Tiempo Argentino.

–¿Aumentó el consumo de drogas de diseño en Argentina?

–La cifra concreta en población escolar es que en 2001 se midió 0,2% y en 2011, 2,1 por ciento. Son cifras sobre prevalencia de vida, o sea, si alguna vez consumieron. Hay que tener en cuenta que el consumo empieza a los 15 años, con lo cual esa cifra se vuelve importante. En cuanto a las estadísticas por año, en 2011, 1,2% de los estudiantes consumían éxtasis y un dato curioso es que tenés un doble de valores en los varones con respecto a las mujeres. En 2011, el 0,8% fueron mujeres y el 1,7%, varones.

–¿Cuál es la tendencia en el mundo?

–Vemos una tendencia en alza y esto está pasando en todos los países del mundo. América Latina no escapa a eso. Es muy interesante ver los datos del observatorio europeo que agrega las marihuanas sintéticas, que tienen 100 veces más potencia que la orgánica. El informe habla de la aparición de unas cuatro sustancias nuevas por semana. Son sustancias favorecidas por su tamaño, ya que son de fácil traslado. Argentina tiene un riesgo mayor a estos consumos porque no se encuentra en la ruta de producción de drogas orgánicas y tampoco es un mercado interesante por su ubicación geográfica y otros motivos. Aquí existe una gran industria química y agroquímica y eso genera mayor riesgo.

–¿Es más difícil diseñar una política de prevención cuando los consumidores, en su mayoría, tienen un nivel social alto?

–Así como las causas de un consumo problemático son multicausales, los enfoques preventivos también lo son. Las drogas son el elemento más democrático que hay dado que los consumos se ven en todas las franjas de la población. Pero es cierto que la gente que tiene más recursos tiene, a la vez, más dificultades de pedir ayuda. Pasa mucho en ambientes universitarios y gente de mucha exposición. Tenemos ejemplos conocidos. Tal vez el pibe que consume y vive en ambientes de extrema vulnerabilidad, no come y lo matan. Del otro lado, tenes un pibe con cama, comida, obra social, trabajo y educación. De alguna manera, tiene más facilidad para recuperarse pero también es cierto que en ese sector el consumismo y las presiones están muy instaladas. Hay factores que llevan al consumo de los dos lados.

O'Donnell explicó que "el problema de las drogas sintéticas es que nadie sabe lo que está consumiendo. Lo que comúnmente se llama éxtasis, probablemente sea una derivación de metanfetaminas que recibe diversos nombres como manubrio, hielo, etcétera.” En España existe un servicio de testeo de drogas en fiestas electrónicas. Una suerte de minilaboratorio instalado en los predios que analiza la pastilla que el usuario lleva consigo. Si se trata de un placebo o no es lo que el usuario compró, la deja ahí para que se someta a análisis más rigurosos. Si cumple con las expectativas del usuario, se devuelve.

–¿El Estado puede enterarse con qué está cortada la droga que se consume?

–Se puede hacer un análisis de un decomiso pero al tener esta Ley de Drogas, en la cual el consumo sigue siendo prohibido, no están dadas las condiciones para pensar en un testeo de drogas. Tampoco es un tema simple, porque las organizaciones que, de alguna manera, promueven los derechos de los usuarios tienen un objetivo claro y nosotros, como gestores de política pública, tenemos que ser más cautos. Se me ocurren muchas preguntas respecto al testeo porque si descubrís que esa droga es realmente dañina, ¿qué haces al respecto? No me atrevo a decir si eso fomenta o facilita el consumo, no es algo que ni siquiera esté considerado.

–¿Y la provisión gratuita de agua?

–Para mí no trae ningún tipo de controversias. En Uruguay se ha usado el dar agua como una manera de mitigar el uso de alcohol. Esas son prácticas más comunes que cumplen diversos propósitos y no generan controversias. Pero en algunas fiestas, el agua está más cara que el alcohol y hay varios boliches que te cortan el agua.«

La cifra

2,1%

Es la cantidad de jóvenes en edad escolar que asumieron haber consumido éxtasis alguna vez en su vida. Los datos son de 2011, y el 1,7% de ellos son varones.

Trazabilidad de precursores

La SEDRONAR lanzó en enero el Sistema Nacional de Trazabilidad de Precursores Químicos, un mecanismo para registrar todas las transacciones de precursores químicos realizadas en la Argentina. Esto permite generar una visibilidad total y avanzar hacia un control en tiempo real de los movimientos de estas sustancias químicas fiscalizadas a nivel nacional. Gracias a un chip en el blíster puede conocerse hasta el último punto de venta de ese medicamento.

El sistema cuenta con un tablero de control para generar inteligencia sobre la información volcada, posibilitando la creación de alertas y alarmas para un registro más eficiente y efectivo, definiendo perfiles de riesgo, delimitando patrones en la circulación de las sustancias y permitiendo la automatización del entrecruzamiento de la información.

El programa es resultado de un trabajo de más de seis meses de estrecha colaboración interestatal entre los equipos de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) y el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP).