El papa Francisco y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner compartieron un emotivo almuerzo en el Vaticano, en la primera audiencia otorgada por el sumo pontífice a un jefe de Estado.
Por espacio de más de dos horas, Francisco y Cristina, mantuvieron un encuentro que tuvo como rasgo distintivo un clima de armonía, respeto y emoción, aunque también de señales políticas indudables.
El histórico encuentro que se realizó a un día de la asunción oficial del argentino Jorge Bergoglio, permitió a Cristina y al Papa dialogar sobre temas cruciales para la Argentina como la soberanía de Malvinas, la trata de personas, el trabajo esclavo y la necesidad de apostar a la Patria Grande de América Latina; además de una invitación al sumo pontífice para ir a la Argentina, teniendo en cuenta que en julio encabezará en Brasil el Encuentro Mundial de la Juventud.
Fue la propia Presidenta quien dio detalles del almuerzo ante la prensa, y en ese sentido destacó la "calidez" del encuentro y sus impresiones acerca de como vio al papa, a quien describió como "sereno, seguro y en paz", además de "ocupado y preocupado por la inmensa tarea que tiene por delante".
En este contexto, Cristina calificó hoy como "fructífero" el diálogo que mantuvo con Francisco, en el que le pidió su
"intermediación" por la cuestión Malvinas, y le habló de la "Patria Grande" que buscan construir los gobernantes latinoamericanos.
La Presidenta destacó también el gesto que tuvo el sumo pontífice "con el pueblo argentino", al invitarla a un encuentro un día antes de ser ungido titular de la cátedra de San Pedro, y lo llamó "nuestro papa", aclarando que no era por ser argentino, sino porque lo es "de todos aquellos que comparten la fe católica y creen en Dios".
Cristina destacó la "sencillez" del Papa, que le agradeció especialmente que haya aceptado su invitación al almuerzo en la residencia Santa Marta del Vaticano, así como también cada uno de los regalos que le llevó en nombre del pueblo argentino.
Télam
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