Por Jorge Jaunarena (*) / Agepeba
La Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP entiende la comunicación y a la educación como derechos humanos fundamentales. Las dificultades que ofrece el sistema carcelario y las malas condiciones a las cuales se ven sometidos lo internos.
En el año 2006 la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata hace su ingreso formal a las cárceles de la Provincia de Buenos Aires, a través de un convenio de trabajo establecido con el Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. El mismo estuvo centrado en el dictado de talleres de comunicación y producción periodística en lenguaje gráfico y radiofónico para presos y presas en 12 unidades penitenciarias de la Provincia. El convenio anunciaba que la idea era que al finalizar el ciclo de talleres se pudiera implementar en una unidad penitenciaria la carrera de Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
Premisa fundamental, fue considerar esta práctica educativa de intervención de la Universidad Pública, como una política de inclusión social de un colectivo invisibilizado, marginado y estigmatizado por nuestra sociedad. Desde lo comunicacional, se partió de entender a la comunicación y a la educación como derecho humano fundamental: el derecho que toda persona tiene a la expresión y libertad de pensamiento, y el derecho que todo ser humano tiene a la educación, entendiendo a esta como una herramienta liberadora y transformadora de la propia realidad.
Hoy a seis años de aquella primer experiencia estamos por comenzar el tercer año del dictado de la carrera con la modalidad de cursada –la primer experiencia de este tipo en la UNLP- en la Unidad penitenciaria Nº9 de La Plata. Y tenemos aproximadamente 100 privados de libertad que rinden exámenes libres y 6 que asisten a las cursadas regularmente en nuestra sede del Bosque.
Entendemos que si bien los resultados de estudiantes que finalizan los ciclos lectivos no son numerosos como desearíamos, creemos que es un gran aporte para el inicio de una política de la educación pública que tenderá y va en camino de multiplicar carreras y también prácticas de intervención desde la producción, la investigación y la extensión.
Tenemos aproximadamente el 20% de los estudiantes que empezaron y aún hoy continúan la carrera en la cárcel y los números son aún inferiores en los casos que tienen la posibilidad de venir a cursar en la sede del Bosque de la Facultad de Periodismo Comunicación Social de la UNLP.
Entre los problemas fundamentales que ponen trabas para completar el ciclo lectivo podemos mencionar: una vez que el preso o presa obtiene la libertad, la situación socio-económica desesperante en la inmensa mayoría de los casos, lo imposibilita de poder seguir con sus estudios. Los constantes traslados a otras unidades podríamos ubicarlos como otro de los graves problemas, además el Servicio Penitenciario Bonaerense alega la imposibilidad de llevar presos y presas a las unidades académicas debido a la falta de móviles y personal de seguridad necesario, las condiciones de equipamiento pedagógico (computadoras, Internet, bibliografía, materiales, etc.) y estructural interna (higiene, salud, aulas, centros de estudio, etc.) de las cárceles también las convierte en un lugar en donde desarrollar una experiencia pedagógica se convierte en una tarea sumamente difícil.
(*) El autor es Secretario de DD.HH. de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario