Festival solidario contra la violencia de género

Ana Geniso sufrió agresiones por parte de su expareja durante 13 años. Cuando determinó separarse, comenzaron las amenazas de muerte. Hace un mes, él ingresó a su casa y destruyó sus violines. La solidaridad fue espontánea: se creó una caja de ahorro para colaborar y habrá una jornada artística el sábado 14 de julio

Conserva aún los pedazos de sus violines destrozados en una bolsa. La violencia golpeó donde sabía que podía doler. Sus instrumentos eran sus herramientas de trabajo, pero también su pasión en la vida. Ana Geniso llevaba 13 años soportando la violencia de género, agresiones psicológicas constantes. Un día dijo basta, hizo la denuncia. Pero él volvió, rompió la ventana y la persiana de su casa, e hizo pedazos sus tres violines. Lo que Ana no imaginaba es que contaría con la solidaridad de cientos de marplatenses que a través de las redes sociales se enteraron lo sucedido. Muchos ya colaboraron a través de una caja de ahorro, y otros comenzaron a comprar las entradas para el 1º Festival Solidario contra la Violencia de Género, que se realizará el próximo sábado 14.

Ella relató, en una charla con El Atlántico, su historia en primera persona. “Tengo 13 años de casada con el papá de mis hijos, y vivimos casi siempre situaciones de violencia psicológica, él con problemas psicológicos casi siempre sin trabajar, yo manteniendo la casa con mi trabajo de violinista”, introdujo. Ana es profesora particular de violín y concertista en la Orquesta Sinfónica Municipal.

“Aguanté 13 años, no aguanté más y llegó el día que dije basta, hasta acá llegamos”, remarcó. Fue en diciembre del año pasado. “El verano -aseguró- fue terrible porque él no quería reconocer y aceptar que yo había puesto el punto final, aunque hubo muchos amagues de mi partes durante años, pero esta vez me puse firme”.

Su accionar la obligó a ir a denunciarlo por violencia a fines de febrero en la Comisaría de la Mujer, que funciona en la Vucetich, Independencia 2474, segundo piso. “Le pedí restricción de acercamiento y exclusión de hogar. Él se fue de mi casa, yo volví con mis hijos, estuvo él dos meses viviendo con la madre”, contó Ana, quien de todas formas había cambiado todas las cerraduras de su vivienda.

A los dos meses, volvió. Le dijo que no tenía dónde vivir, porque lo habían echado de su casa. “Yo no pude dejarlo en calle. Lo acepté de nuevo, no con la idea de reconciliarnos como matrimonio, sino como una cuestión humanitaria, porque es el papá de mis hijos y no lo iba a dejar en la calle. Pero con fecha límite: en tres meses tenía que irse”, señaló luego.

“Él me prometió que no me iba a molestar más, que no iba a generar las situaciones que habíamos vivido antes. Esto lo cumplió los primeros diez o quince días. Después volvió y cada vez peor, estaba siempre persiguiéndome, como con la idea de no perderme”, mencionó Ana.

Ante la desesperación de no saber qué hacer, dado que no aceptaba irse de su casa, concurrió de nuevo a hacer la denuncia y a renovar la restricción de acercamiento. Ella le avisó por teléfono. En la casa no había nadie y él no podía volver dado que no tenía llaves. Sin embargo, allí fue. “Violentó la ventana, rompió la persiana, los vidrios, entró a mi casa y me rompió tres violines. Uno era económico porque era un violín de estudio que usaba mi hija, y los otros dos son carísimos, que yo usaba para trabajar, uno de los cuales es antiguo”, relató Ana.

“Los destrozó con tal saña, que son pedacitos de madera. No tienen arreglo. Hoy lo puedo hablar tranquila porque pasaron cinco semanas, pero yo los pedacitos de violín los tengo adentro de una bolsa”, comentó. Los instrumentos tenían un costo de unos 15 dólares.

No volvió a tener contacto con él. Hablaron por teléfono en dos ocasiones, donde él la amenazó de muerte, lo que la llevó a cambiar su número de celular. Si bien la restricción hacia ella y sus hijos de 9 y 12 años, está vigente, él la violó tres veces con los nenes: “Ya tiene tres denuncias penales hechas, porque estoy con abogada y con Tribunal de Familia, esperando que el juez nos cite a una audiencia”, apuntó.

UN FESTIVAL CONTRA LA VIOLENCIA

“Estoy impresionada por esta movida”, comenta Ana sin rodeos. Después de la situación vivida, fue su mamá quien le sugirió compartir lo sucedido y las imágenes que daban cuenta de la violencia con la que destruyó los violines. Las subió al Facebook. La solidaridad fue espontánea y masiva.

“Se generó todo esto que yo no lo puedo creer. Es lo que me mantiene. Es muy difícil la situación para mi, porque va más allá de lo económico, los violines tienen un valor afectivo inmenso. Saber que no los tengo más, es duro”, mencionó ella.

Ya abrió una cuenta en una caja de ahorro del Banco Provincia: 003-507400/2 – sucursal 6105. Y se prepara para el festival del 14 de julio. La cita es a las 20.30 en el Teatro Roxy, ubicado en San Luis 1750. La entrada tiene un costo de 10 pesos.

“El dinero de alguna manera lo voy a conseguir porque de hecho mucha gente me ha pedido que abra una cuenta en el Banco Provincia. Yo sé que voy a tener mi violín de nuevo, otro, no los mismos lamentablemente. Ahora estoy con uno prestado para seguir trabajando, porque mis hijos comen con mi trabajo, la casa donde vivimos el alquiler lo pago yo, todo sale de mi trabajo”, remarcó.

DENUNCIAR Y VISIBILIZAR

Ana Geniso estuvo este martes en el hall de la Municipalidad para dialogar con la prensa, acompañada de artistas e integrantes de la Multisectorial de la Mujer, a cargo de la organización del festival.

Laura Hochberg planteó que estaban acompañando a Ana. “Desde hace muchos años venimos luchando en relación a la violencia de género. Estamos muy orgullosas que Ana se haya decidido a sacar su situación afuera. En la mayoría de las veces, lamentablemente, la violencia de género queda puertas para adentro y eso es lo peor que le puede pasar a una mujer. Poder visibilizarlo y denunciarlo tiene mucha importancia”, remarcó.

“Hay una jueza de Dolores, que se llama Analía Pepi, quien ha dicho algo que es muy importante: el tema de las amenazas, de muerte más aún, tiene relación directa con la violencia de género y es la antesala a los femicidios que venimos sufriendo las mujeres en el país, cada vez más”, explicó.

A su lado, Graciela Tonnier, sostuvo: “Tener el apoyo de este grupo de mujeres, de múltiples sectores, permite que se potencie la posibilidad de reparar, de ayudar, de conocer, y de hacer algo con esto”.

Por último, Hochberg recordó que el pasado 8 de marzo -en ocasión de conmemorarse el día mundial de las mujeres- se presentó un proyecto en el Concejo Deliberante para que se declare la emergencia en la violencia sexual y doméstica. “Las autoridades no puede obviar esta realidad y deben apurar los tiempos, agilizar el trámite, porque este es un caso, pero son muchas Anas en Mar del Plata, y no todas se animan a sacarlo”.

Por Belén Cano / Diario El Atlántico