El invierno y las bajas temperaturas traen aparejadas una serie de enfermedades infecciosas y ambientales que afectan principalmente las vías aéreas y ante las cuales deben adoptarse medidas de prevención.
Así coincidieron distintos especialistas en el tratamiento de patologías respiratorias ante la frecuencia con que se suceden durante el invierno las consultas por enfermedades virales.
Verónica Giubergia, coordinadora sección pediátrica de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), señaló que "el virus sincicial respiratorio es el más frecuente en causar el 70 por ciento de las bronquiolitis en niños menores de 2 años, en épocas de otoño y sobre todo en invierno".
Giubergia explicó que "los síntomas de la enfermedad son mucosidad nasal o congestión nasal, tos y en algunos casos puede haber fiebre de escasa magnitud".
La médica precisó que "mientras se atraviesa la bronquiolitis, puede aparecer respiración acelerada, hundimiento de la piel entre las costillas, dificultad para conciliar el sueño y para la alimentación, así como respiración ruidosa y silbido en el pecho".
En cuanto a las medidas de prevención, destacó que "para disminuir el contagio hay que evitar el contacto con personas resfriadas, lavarse las manos, amamantar al niño, evitar el humo del cigarrillo, braseros y sahumerios, recibir todas las vacunas y evitar el hacinamiento ventilando el ambiente donde está el niño".
Pero Giubergia insistió en que "ante la sospecha de bronquiolitis se debe consultar al médico inmediatamente y de acuerdo a la gravedad que presente el niño, el seguimiento será en domicilio o en internación".
Precisó que "en general los niños presentan una evolución favorable y los menores de un mes de vida, prematuros o con cardiopatías congénitas tienen más riesgo de desarrollar una bronquiolitis más grave y de evolución más prolongada".
Por su parte, Juan Molinos, subdirector médico de la Clínica Olivos, indicó que "habida cuenta que la gran mayoría de enfermedades del invierno están producidas por virus con una gran capacidad de contagio a través de la tos o el estornudo, la dispersión de las partículas virales invisibles en ambientes no ventilado aumenta la infección de persona a persona".
Molinos afirmó que "la afección más frecuente en el invierno es el resfrío común, que es una enfermedad benigna de la vía respiratoria superior producida por un grupo muy numeroso de virus distintos muy contagiosos y que, por ser tantos, no es posible crear una vacuna específica contra alguno de ellos".
Explicó que "la presentación típica del resfrío es mucosidad nasal, dolor de garganta y dolor de cabeza, con o sin fiebre".
Sostuvo que "las únicas medidas efectivas para prevenir el resfrío común son mantener bien ventilados los ambientes, lavado frecuente y exhaustivo de manos y protegerse la vía aérea al estornudar o al toser".
Molinos acotó que "otra enfermedad del invierno es la gripe o influenza, que es más severa y producida por un virus específico, para la cual se cuenta con una vacuna efectiva que contribuye a prevenirla en el 70 por ciento de los casos".
Añadió que "la manifestación de la gripe es con fiebre muy alta, cefalea, dolores musculares y postración, y la forma de contagio es la misma que la del resfrío común, por lo que también son válidas y necesarias las mismas medidas de prevención".
Alertó que "en pacientes con enfermedades crónicas y debilitantes esta enfermedad puede ser mortal, por lo cual deben vacunarse todos los años de forma obligatoria".
La vacuna antigripal está incluida en el calendario oficial de vacunación para las embarazadas en cualquier trimestre de embarazo, personas mayores de 65 años y entre 2 y 64 años con enfermedades crónicas como las oncohematológicas, HIV e insuficiencia cardíaca.
Los especialistas coinciden en que aunque mucho menos frecuente, suele aparecer con la aparición de los primeros fríos la neumonía bacteriana, para la cual existen una serie de vacunas, algunas contra las cepas del neumococo que ocasionan esa grave enfermedad.
Télam
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