El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, reconoció que la discusión del viernes en el marco del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, que fijó el piso de los haberes en 2.300 pesos, fue "la más compleja negociación" en la que le tocó participar, aunque manifestó "la satisfacción de haber obtenido un buen resultado y por consenso unánime".
Incluso, ante ese panorama planteado en la reunión del órgano tripartito, el titular de la cartera laboral reveló que, "por primera vez en ocho años", el gobierno nacional pensó en la posibilidad de tener que "sacar el salario mínimo por decreto".
En una entrevista que publica hoy el diario Página/12, contó que "en la primera convocatoria, la de las 13.00, quedó en claro que la distancia entre la parte empresaria y sindical era enorme. Y nadie se movía de su posición. Estaba muy complejo el panorama".
"Ahí preveíamos que el Consejo del Salario debía ser convocado en dos oportunidades, porque recién después de esa segunda reunión, sin acuerdo, se habilitaba el laudo del Gobierno", añadió Tomada en referencia a la posibilidad de que, ante la falta de acuerdo por el monto del haber mínimo, interviniera el Estado.
En ese marco, señaló que "me iba a reservar la posibilidad del laudo para la última instancia, si no había ninguna posibilidad de consenso", y subrayó que "esta vez, además, nuestra posición se apoyaba en que lo que nosotros sosteníamos que se podía alcanzar (o sea, el salario mínimo de $2300) era un resultado razonable".
"Era la postura que nos reservábamos, pero esperábamos la evolución de las negociaciones. Sabíamos que de ambas partes había un espíritu de alcanzar un acuerdo, pero bajarlo a la realidad ´terrenal` era muy difícil", reveló el funcionario nacional.
Tomada indicó que "por distintas razones, la CGT estaba muy atada a lograr los $2600" y "los empresarios no querían acercarse a una cifra que significara reabrir una paritaria", por lo que "a medida que avanzaban las horas, la situación se hacía más difícil".
"Lo que hacía difícil la negociación era la situación interna de cada sector. Dentro del bloque empresario había diferencias marcadas, posiciones negociadoras en unos e inflexibles en otros.
Pero también en el plano sindical las presiones internas pesaban mucho", señaló el ministro al repasar detalles de la reunión.
En ese sentido, añadió que la "La CGT llegó por primera vez con un acuerdo con la CTA, pero ese acuerdo parecía que los condicionaba a no bajarse de la cifra propuesta", al tiempo que advirtió que eso "no era lo peor, porque las diferencias internas dentro de la propia CGT parecían pesar mucho más fuerte que las externas para impedir alguna flexibilidad en la negociación".
"Por todas estas condiciones, esta negociación es la más difícil, la más compleja en la que me tocó participar", admitió Tomada.
De todas formas, el titular de la cartera laboral subrayó "un espíritu a favor de un acuerdo porque se percibía la preocupación de ambas partes por mostrar que era posible llegar a un acuerdo".
"Ahí apareció muy fuerte el encuadre político y económico. La situación internacional, cómo está hoy parado el país frente a la crisis, con todo lo hecho por evitar consecuencias internas, un modelo productivo al que empresarios y sindicalistas dicen públicamente que hay que cuidar", completó en ese sentido.
Por eso, afirmó que "todo eso obligaba a las partes a mostrar un consenso y no podían en estas circunstancias asumir que no era posible" llegar a un acuerdo para fijar el nuevo piso salarial.
Tomada dijo que la cuestión "se destrabó a través de un diálogo entre los titulares de las dos centrales sindicales, Hugo Moyano y Hugo Yasky. De allí surgió el planteo de jerarquizar la importancia de revisar el tema de las asignaciones familiares".
"Obtuvimos una rápida respuesta, la promesa de abrir conversaciones antes de 30 días y el consenso sobre la preocupación de que los salarios han ido creciendo y el valor tope para las remuneraciones que cobran asignaciones se quedó en el tiempo. Con este acuerdo intersindical fue que le reclamamos al sector empresarial aceptar el acuerdo sobre los $2300", agregó.
Finalmente, reveló "dos sensaciones opuestas" que le generó en esta oportunidad la reunión del Consejo del Salario Mínimo.
"Nunca había sentido que estuviéramos tan lejos del acuerdo ni ante una negociación tan dura como la de ayer (por el viernes), ni nunca sentí tan cerca la convicción de que todo iba a culminar en un laudo oficial. Ya lo tenía escrito", dijo el funcionario.
Para graficar esa sensación de incertidumbre, el titular de la cartera laboral recordó: "Ni en el 2008, cuando negociamos en pleno conflicto por las retenciones y con la dirigencia rural en las rutas habíamos vivido una situación tan extrema".
De todas formas, Tomada celebró al mismo tiempo que el viernes "percibimos como nunca antes que todos se sentían responsables de la necesidad de mostrar la posibilidad de un consenso", y subrayó que "esto lo destacó la Presidenta de la Nación, que recién decidió su participación en el cierre del acuerdo, cuando se enteró de que se había alcanzado por unanimidad".
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